martes, 26 de febrero de 2013

En cabeza cerrada no entran moscas

Seguimos trabajando para adaptar el nuevo local a nuestras capacidades, expectativas, deseos y sobre todo nuestro bolsillo. Cuando uno quiere gastar poco es mejor que pida consejo y se lo haga él mismo, estamos en una época 100% autodidacta. Prueba de clavar un clavo y si tu esfuerzo resulta poco fructífero, buscate en Youtube como hacerlo. 
Porqué si hay algo claro en el ser humano es que todos cometemos los mismos errores, puedes vivir en Pekín o en Pokón que si hacemos una lista de cagadas personales seguro que la cosa no varia mucho.
Pues es un bien común que dichos errores queden registrados  y expuestos al uso público de manera sistemática, de esta forma las futuras generaciones podrán aprender y no repetirlos. Pero en realidad las nuevas redes sociales vienen a reafirmar el patrón universal; el ser humano tropieza 2, 3 y 4 veces con la misma piedra. Con la diferencia, esos si, que ahora puedes darle al "me gusta". De esta manera nos regodeamos todos juntos.

Estas redes sociales han cambiado la manera de transmitir la experiencia y el acceso a la información. Permiten compartir las tristezas diarias con medio mundo o gritar tu alegría a los 4 vientos. Pero parece que todo esto es en perjuicio de las relaciones personales, el face to face se está desfasando. La gente no es tan valiente sin una pantalla de por medio. Y toda nuestra coraza compuesta por expresiones artísticas creadas por terceros se viene a bajo si no hay un numero respetable de seguidores en tu perfil.
Mi modesta opinión: más bar y menos Facebook, o menos Facebook en el bar. Decir las cosas sin tener el filtro del anonimato, o la comodidad y tiempo que puedes tener en tu habitación, nos hace ser más auténticos, espontáneos y sobre todo, reales. 
Uso de las redes sociales, "porshupuesto," pero twittee con moderación.

Sin ir más lejos, ayer estaba intentando arrancar unas maderas de la pared del nuevo local y por no buscar los pasos correctos en Youtube me abrí la cabeza. Estoy bien, pero creo que unas moscas se abrieron paso a través del corte y ahora noto un zumbido muy molesto.

sábado, 23 de febrero de 2013

Autoentrevista


Autoentrevista de presentación.

Pregunta. Cómo  tienes 48 años?
Respuesta. Yo también lo pienso, es una putada, pero se lleva con estilo. Me he intentado convencer miles de veces de que la experiencia es un grado, pero yo solo veo que se acerca el fin.

P. En que te ha cambiado la publicidad?
R. En nada y en todo. Des de muy pequeño sabia cual era mi profesión y no me costó adaptarme, el advertisment me viene de familia. Además, necesitaba aspirarme esa adrenalina diaria para encontrar un sentido mañanero.
Pero ahora viéndolo desde el burladero, entiendo que mi vida estaba gobernada como una campaña inacabable, imperfecta, con un error de fondo que el cliente se negaba a ver y miles de contra-briefings podían contrarrestar. Cuando dedicas todo tu tiempo a una amante infiel esta te responde con un uppercut en el mentón, descabellado.

P. Eres un victimista!
R. Pues sí. Y un victimista hasta los cojones. Así que un día levante la cabeza de mi mesa, mire al capullo de mi jefe y le hice esa combinación inequívoca, conocida internacionalmente, psssst, pssst, y un gesto de rubrica con la mano. LA CUENTA,  yo me piro. 
Al cabo de unos días, paso obligado por la oficina, saludos e invenciones de turno, todo el mundo dice que estoy loco, no sé cómo se vienen a dar cuenta a estas alturas. Vendo las 4 acciones de la empresa al mismo jefe capullo y me piro con la pasta en la mano. Fuck everything.  El rumbo es la playa, que me dé el aire,  hay algo en la peleas a muerte entre gaviotas y palomas por una patata del McDonalds que me recuerda a que hemos venido todos aquí.
Y es tirado en la playa donde conozco el trío calavera y todo vuelve a cobrar un poco de sentido, o a perderlo del todo.

P. Tirado en la playa y dejándote timar como un guiri cualquiera?
R. Joder sí. Ellos se estaban fumando un bocadillo que parecía delicioso y el resto ya lo sabes. La curiosidad mató al pobre Sr. Algodón.  Me estuvieron comiendo la cabeza con sus ideas de montar un bar diferente, como si no sobraran bares diferentes, los bocadillos no paraban de rular, suerte que al fin me invitaron a probar alguno de sus platos. Puede que fuera la gula de los bocadillos, que saben venderse bien o que simplemente el invento estaba buenísimo pero me dieron confianza.
Así que los cuatro duros que me dieron los he utilizado para prostituir a estos tres chavales. Les he conseguido un local, pero se lo tendrán que currar mucho, nunca me han gustado las cosas fáciles. Después de recoger tantos fracasos profesionales solo me queda el mecenazgo para justificar mi paso. Mi única recompensa, la locura. De aquí que haga caso al trío calavera, ellos tienen un sitio donde darse a conocer y yo tengo un sitio donde esconderme. Cerquita del cementerio, que tanta playa da mal rollo.